UNA OBRA DE ARTE NUNCA SE TERMINA, SÓLO SE ABANDONA.

El título que presenta a éste texto es una frase que se atribuye al gran Leonardo da Vinci, y es que, al terminar la lectura del libro ARREBATOS CARNALES y querer hacer una recomendación de él lo concebí en sí mismo como una obra de arte, con todos esos componentes que poseen las más grandes; veo en él toda una técnica que se crea al abordar a cada uno de sus personajes centrales, nos describe a la perfección el contexto histórico al narrar la vida de cada uno de ellos, tenemos como común denominador de cada uno de esos personajes una misma temática que son sus grandes amores y pasiones, todo el talento del autor demostrado a cada frase, párrafo, renglón y página, pone a nuestro servicio todo el material que tuvo a bien y con mucho trabajo seguramente recopilar para llenarnos de valiosísima e interesantísima información y por último haciendo referencias a todos aquellos contenidos que los protagonistas de su libro dejaron para nosotros.
Pero, ¿Le hace justicia verdaderamente el título de éste texto al libro? Que cada uno de los lectores lo decida pero que una cosa quede clara: Francisco Martín Moreno no dejó abandonado su libro, no de la forma en que la crueldad puede dar significado al abandono, no como quien abandona algo porque ha perdido el interés en ello. No, no, esa idea jamás me pasó por la mente, en cambio mi imaginación creó el supuesto de que el trabajo fue abandonado sin ser terminado, que el libro está inconcluso, que el autor reservó algo de información para que los lectores tengamos como tarea descubrirla, me gustó pensar que hay muchas otras cosas por saber respecto a los personajes citados de las cuales el autor dejó pequeños rastros en forma de semillas para que nosotros como lectores las sembremos en nuestra curiosidad, las abonemos con otras lecturas, otros textos realicemos búsquedas, hagamos uso de todas las herramientas de las que disponemos hoy en día para así dar vida nuevamente a esas vidas, sentir nuevamente sus emociones y acompañarlos en sus pasiones recorrer de nueva cuenta sus trayectorias, estar con ellos durante los sucesos históricos que marcaron la actualidad de nuestro país; a esa clase de abandono me refiero: al que entrega un tesoro invaluable porque; se sabe poseedor de información que el resto no tiene, al que disfruta el abandonar porque sabe que está entregando una obra de arte que no cualquiera puede ofrecer.

¿Y, de qué va el libro? Tenemos seis capítulos cada uno dedicado a enaltecer a nuestro México, a recordarnos nuestros sitios históricos, los hechos que nos definieron como nación, pero de la mano de una celebridad de la historia de nuestro país, salvo el caso de Maximiliano y Carlota que en un mismo capítulo nos permite abordar ambas vidas, los otros capítulos pertenecen a Porfirio Díaz, José María Morelos, Francisco Villa, José Vasconcelos y Sor Juana Inés de la Cruz. Pero ninguna de esas vidas las leemos como en nuestras clases de primaria donde nos obligaron a memorizar fechas, nombres, apellidos, zonas de combate o tratados que fueron puestos sobre la mesa por nuestros protagonistas con la intención de legislar, regir, mejorar o incluso gobernar nuestro país, por el contrario en éste trabajo el autor se despoja de hipocresías y tapujos sociales nos humaniza a esos personajes, nos muestra que esas personas que hicieron tanto por nuestro país también tenían vidas  con situaciones comúnes, les quita ese velo de santidad con que los quisieron cubrir los autores de los libros de la SEP, esos que al plasmar sus hazañas juzgaban solo entre el blanco y negro olvidándose de la gama de colores que pueden bañar la existencia de la raza humana, el autor del libro les permite volverse dueños de sus cuerpos nuevamente, les otorga el erotismo del que cada humano somos poseedores, nos pone al tanto de sus debilidades, sus ideas más pasionales y nos ayuda a entender por qué no había mejor título para el libro que "Arrebatos carnales", aclaro que con lo anterior no pretendo quitar el mérito a mis libros de primaria, ellos me presentaron como primicia a esos personajes, esos a los que la obra de Martín Moreno llenó de sangre y les dio la vida nuevamente. La narración corre a una voz que los lectores nos sorprendemos al descubrir su identidad, misma que cambia a cada capítulo dándole un toque de genialidad a mi gusto y es así como llegamos a un punto crítico en el análisis del libro pues; ¿es ese estilo de narración un arma de doble filo para el autor? Si, lo es definitivamente, pues los más ligeros, los que no comprenden la esencia del libro podrían tachar de atrevido el narrar con esa precisión y exactitud las intimidades más profundas esas que las personas cometemos en nuestras habitaciones y no queremos compartir con todos, dar rienda suelta a la imaginación de los actos carnales que se cometen en una cama entre dos personas narrando como uno de los involucrados o como un tercer ojo que por azares del destino o por voyerista estuvo presente mientras se cometía el acto puede resultar escandaloso, sí claro para un sector de la población a quienes el pudor y la moral no les permiten afirmar al resto que existe un gran placer en todo lo que conllevan los actos sexuales y claro en éste caso a quienes con su dedo flamígero podrían decir que el autor busca el morbo del lector dejando salir el propio. Pero elijo no centrarme en ese filo del arma, prefiero el otro, sin confundirme, sin rebasar la delgada línea entre el erotismo y lo vulgar, entendamos la lectura como una novela histórica ficticia basada y documentada en hechos reales que además formaron la historia de nuestro México, permitámonos refrescar nuestras clases de historia de primaria y secundaria, hagámoslo por medio de éste libro que claro que es provocador pero valiente como pocos, como lo son los buenos libros, los que nuestra actualidad necesita, desengañémonos de la historia oficial, esa que ni siquiera sabemos en muchos casos quienes la contaron pero sí sabemos que lo hicieron desde un punto de vista muy conveniente para unos cuantos falsos héroes, patriotas ficticios.  Tomemos partida en lo que el mismo Francisco Martin Moreno dijo: "no tengo la verdad absoluta, no creo en la verdad absoluta",  bajo esa consigna disfrutemos la lectura del libro y echemos a volar la imaginación, complementemos las figuras de nuestros grandes personajes, unamos en ellos todas las piezas que nos hacían falta, terminemos de armar a esas personas de las cuales en realidad conocíamos tan poco y sobre todo coloquemos en sus personalidades algo de nosotros mismos, que mejor método de aprendizaje que la empatía con el sujeto de estudio.

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